Agua

José Hounsa: en el lago Nokoué, "se ha confiscado el bien común que la población se había reapropiado"

José Hounsa: en el lago Nokoué,

Entrevista a José Hounsa, encargado de seguimiento del funcionamiento de las instalaciones de agua y saneamiento del proyecto

Emaús Internacional: ¿Cuál fue el contexto que dio lugar al proyecto «Ciudadanos Solidarios por el Agua en Nokoué» en Benín?

José Hounsa: En el lago Nokoué, situado al sur de Benín, viven más de 90 000 personas en condiciones de extrema pobreza, que subsisten gracias a la pesca. De manera paradójica, aunque los habitantes viven en el agua todo el año, en viviendas construidas sobre pilotes, solamente un 10 % tenían acceso al agua potable y un 2 % al saneamiento.

El importantísimo crecimiento demográfico de la población provocó, poco a poco, que el agua del lago fuera insalubre y no apta para el consumo debido a los excrementos, a los cadáveres de animales y a la basura vertidos en el agua. El lago se convirtió progresivamente en un vertedero al aire libre. Además, debido a la conexión con el mar, la tasa de salinización es especialmente elevada en determinados lugares.

A comienzos de los años 2000 existían fuentes de agua potable, pero obligaban a gran parte de la población (mujeres o niños, lo más a menudo) a recorrer entre 10 y 15 km en piragua varias veces a la semana para abastecerse. Por lo tanto, el consumo de agua del lago seguía siendo una alternativa real, ya que un 17 % de los hogares se limitaban exclusivamente a ello, mientras que otros (más del 25 %) utilizaban agua de una calidad dudosa procedente de pantanos o ríos de la zona.

Consecuencias de la creciente insalubridad: un estado general de salud deteriorado, con riesgos sanitarios diarios para la población (cólera, fiebre tifoidea, paludismo, disentería, etc.). Otras consecuencias importantes: interrupciones en la escolarización infantil, ahogamientos de niños que van a buscar agua, desánimo del personal sanitario que trabajaba en la zona.

Ante este contexto, la población del lago acudió a Emaús mediante una asociación local de pescadores en el año 2006.

¿En qué consiste el «Proyecto Ciudadanos Solidarios por el Agua en Nokoué»?

A partir de 2006, Emaús Internacional empezó a movilizarse para apoyar el proyecto. De esta manera se empezó a organizar poco a poco la movilización de las partes implicadas.

El proyecto consistía en abastecer en agua potable a toda la población lacustre de Sô-Ava. Primero, mediante la realización de obras de suministro de agua se construyeron nueve torres de agua, estaciones de bombeo y 103 fuentes de agua potable que abastecían al 80 % de la población. El agua potable la facturaban las personas encargadas de las fuentes a una tarifa muy asequible.

A esto se sumó un amplio programa de saneamiento mediante la construcción de 85 aseos. Se educó a la población en la utilización y el mantenimiento de los aseos.

La tercera etapa del programa consistió en la promoción de la higiene, mediante el acompañamiento de grupos de mujeres implicadas en la higiene ambiental a través de campañas sobre la salubridad. La finalidad de todo esto era mejorar las condiciones de vida de la población local.

¿Qué balance hacen del proyecto tras más de quince años de funcionamiento?

Con ayuda del grupo local Emaús Pahou, de la asociación de pescadores del lago y de las autoridades locales, Emaús Internacional logró implicar y acompañar a la población del lago Nokoué durante más de quince años en la gestión de un proyecto sostenible y participativo en materia de acceso al agua potable, al saneamiento y a la higiene. Tras numerosas reuniones y años de preparación, Emaús Internacional dirigió la construcción de infraestructuras completas de toma de agua en aldeas, para más de 90 000 habitantes. De esta manera, Emaús les confió la explotación y la gestión del agua.

Un factor clave del éxito del proyecto y de la apropiación sostenible de las instalaciones ha sido la participación de la población en todas las etapas y tomas de decisiones. Las infraestructuras se gestionan de forma colectiva y popular desde la Asociación de Usuarios que se creó. La población gestiona este servicio público gracias a la gobernanza participativa que sigue funcionando igual que al inicio: cada barrio y cada aldea elige a sus representantes para las reuniones bimensuales; un comité directivo supervisado por la población da el visto bueno a las obras, a las inversiones, a los ingresos y gastos, a la tarificación del agua, etc. De este modo, el agua es un bien común y toda la comunidad comparte el interés de asegurar su buen mantenimiento y su calidad. Este funcionamiento ha quedado enraizado en la población, aunque el modelo sigue siendo un reto diario debido a la oposición directa de las empresas privadas del lago. Se han empezado a observar otros resultados positivos en el lago en materia de escolarizacion infantil y en materia de salud.

Por lo tanto, el proyecto supera su objetivo de acceso al agua y al saneamiento e influye, de manera general, en el poder de la población local de actuar sobre sus condiciones de acceso a los servicios de agua potable y saneamiento.  Basándose en esta experiencia, el movimiento Emaús se ha afirmado como un férreo defensor de la gestión colectiva de los bienes comunes.

¿Cuáles son los desafíos actuales en materia de acceso al agua en el lago Nokoué?

Desde hace varios meses, todas las personas beneficiarias del proyecto Ciudadanos Solidarios por el Agua en Nokoué están muy preocupadas. La gestión popular, delegada por el ayuntamiento de Sô-Ava, ha cambiado debido a una reforma de envergadura en la política nacional de Benín. Desde su reelección como Presidente, Patrice Talon ha iniciado reformas nacionales significativas, una de ellas con impacto directo en el acceso al agua potable en todo el territorio beninés, especialmente en las zonas rurales. La reforma consiste en desarrollar infraestructuras necesarias donde no las hay e integrar las infraestructuras existentes en el dominio público. Aunque el Estado asuma por fin la gestión de este derecho fundamental, el método aplicado suscita dudas sobre la plena implicación de la población local. En la práctica, los ayuntamientos responsables de la gestión del agua cuentan con medios muy limitados y se les alienta encarecidamente a delegar esta gestión en operadores privados mediante contratos de aparcería. Desde diciembre de 2022, las infraestructuras del lago Nokoué están gestionadas por un operador tunecino.

Es decir, se ha confiscado el bien común que la población de Sô-Ava se había reapropiado, sin concertación previa. Las repercusiones de todo esto ya se están notando: el precio del agua ha aumentado en un 50 % (el precio del m3 de agua pasa de 405 a 605 francos CFA), ya no se efectúan análisis del agua, ya no se sustituye el material averiado en las infraestructuras (grifos estropeados, tuberías agujereadas, etc.) y el personal de la empresa ha ido muy pocas veces sobre el terreno.

Constatamos, desde hace décadas, que el agua es objeto de procesos de mercantilización cada vez más feroces. Por lo general, estos fenómenos fomentan la exclusión social. Para evitar las violaciones de derechos fundamentales es esencial bajar la ideología de la privatización del pedestal en el que se la ha colocado. Para garantizar un acceso equitativo a la alimentación, al agua, a la vivienda, a la salud o a la educación, es obligatorio sacralizar estos bienes comunes y sacarlos del alcance de los mercados. Emaús Internacional exige una gobernanza reforzada del agua, ya que este recurso vital es un bien común que ha de gestionarse democráticamente y de manera sostenible. ¡Se tiene que involucrar a la sociedad civil en todo ello y escucharla, pues ¡el agua es asunto de todas y de todos!