Lucha contra las desigualdades

Emaús Navarra: cincuenta años de acciones para la población más desfavorecida

Emaús Navarra: cincuenta años de acciones para la población más desfavorecida

En medio siglo, Emaús se ha convertido en un agente imprescindible en el ámbito de la gestión de residuos de Navarra, una región situada en el norte de España.

Al igual que ocurrió con la primera comunidad Emaús, que nació en 1949 en la región parisina, aquí todo comenzó con la constatación del fracaso de las políticas sociales locales y la desorganización de la gestión de los residuos: fue aquello lo que impulsó a los primeros traperos a crear en 1973 su gran campo de trabajo en Pamplona, la capital de la región.

De hecho, los compañeros de esta comunidad histórica incluso se convirtieron en pioneros del tratamiento de residuos en Navarra, hasta tal punto que las autoridades públicas se inspiraron ampliamente en sus actividades cuando se decidieron a abordar (por fin) este problema, obligadas por unas directivas europeas cada vez más apremiantes.  Ante la creciente competencia de los actores privados en el reciclado de materias primas, la comunidad de Emaús Navarra optó por centrarse en la recuperación y la reparación de objetos de segunda mano. Hoy en día, siete municipios, que reúnen a casi las tres cuartas partes de la población de la región, han adoptado el sistema Emaús.

Un actor de la acción social y de la incidencia política

El trabajo de los traperos de Emaús Navarra, reconocidos por las autoridades locales como fundación de interés público, va mucho más allá del reciclado. De hecho, trabajan por la integración de cientos de personas en situación de exclusión social. En 2023, la comunidad contaba con más de 270 compañeros y compañeras de unas treinta nacionalidades diferentes. Todos ellos reciben el mismo salario por no más de 32,5 horas de trabajo a la semana, frente a las 40 horas que la legislación española establece como máximo. «Es una manera de distribuir mejor el trabajo y facilitar la contratación de nuevas personas», destaca José María García Bresó, responsable de Emaús Navarra y antiguo presidente de Emaús España.

Además de estas actividades sociales y ecológicas, los traperos combaten activamente las causas estructurales de la pobreza, movilizándose para exigir un avance de las políticas locales. Uno de sus principales logros ha sido la inclusión de una cláusula específica en los contratos públicos de obras y servicios que firmen todas las administraciones de Navarra: al menos un seis por ciento de esos contratos deben asignarse a organizaciones que trabajen por la reinserción, a centros que fomenten el empleo de las personas desfavorecidas y a colectivos que luchen contra la exclusión social.

Esta acción se corresponde plenamente con la reivindicación número 6 de nuestro Informe Mundial: «Reconocer a los actores de la economía ética y solidaria y darles la prioridad».