Agroecología

Diario de Kudumbam #2 : « ¡las semillas deben politizarse! »

Diario de Kudumbam #2 : « ¡las semillas deben politizarse! »

Emilio Painemal es compañero de la comunidad Emaús Urracas de Chile desde hace dieciséis años. Ferviente defensor de la causa mapuche (comunidad presente en Chile y Argentina) y de la protección del medio ambiente, participó en el campo de trabajo de Emaús Internacional que tuvo lugar en enero en la India, en la comunidad de Kudumbam.

Cuarenta participantes de distintos grupos Emaús (como Bangladesh, Colombia, Estados Unidos, Francia, Líbano, Países Bajos, Rumanía, etc.) convergieron en la India para participar a actividades de agroecología y momentos de reflexión en torno a la justicia medioambiental y social. 

“En Kudumbam ayudamos a plantar y regar árboles, pero no solo eso. Gracias a estas actividades hemos ampliado nuestra conciencia sobre el calentamiento climático y los daños que provoca en el medio ambiente. El grupo de Kudumbam es pionero de esta lucha desde hace 35 años”, explica el compañero chileno.

“En su granja agroecológica, el equipo de Kudumbam refuerza la agricultura que mejor se adapta naturalmente a su tierra. Plantan árboles de la región, cultivan semillas milenarias y no modificadas y rechazan el uso de abono o semillas no orgánicas, como las que proponen las multinacionales. De este modo posibilitan el cambio de la sociedad – prosigue Emilio Painemal – y yo admiro mucho su lucha”.

Militante apasionado por los derechos de los mapuches, Emilio relacionó enseguida la realidad de allá con la de su propio país: “En Chile hay muchos OGM, semillas transgénicas que se emplean en la agricultura. En el trabajo agrícola del día a día se utilizan pesticidas, productos sintéticos y fungicidas”, lamenta.

Al igual que las multinacionales en la India, “las empresas forestales practican una industria agrícola en el territorio mapuche que no respeta los derechos de la población”, denuncia Emilio Painemal.

Estas empresas crean plantaciones masivas de pinos y eucalipto, lo cual reduce el territorio asignado a la agricultura tradicional de los mapuches a favor del desarrollo de una industria agroalimentaria que no respeta el medio ambiente. Como resultado, los bosques tradicionales son sustituidos por bosques productivos, aumentando así la pobreza y la precariedad de las poblaciones mapuches.

Emilio Painemal regresó a Chile inspirado por las alternativas que pone en marcha Emaús Kudumbam. “Es posible crear una sociedad con una identidad agrícola que respete el medio ambiente. ¡La Madre Tierra necesita y tiene el derecho de vivir sin pesticidas!”

De este campo de trabajo de la India se queda con que “el compromiso con la justicia medioambiental y social es fundamental en el movimiento Emaús en todo el mundo: ¡es la razón por la que formamos parte de este movimiento!”