Agroecología

Diario de a bordo de Kudumbam #1 «¡Todos los días se aprende algo nuevo!»

Diario de a bordo de Kudumbam #1 «¡Todos los días se aprende algo nuevo!»

El campo de trabajo en Asia ha permitido a participantes de procedencias diversas intercambiar sus conocimientos. Véronique Gnanih, responsable de la comunidad Emaús Tohouè, en Benín, nos ofrece su testimonio.

Siete mil kilómetros separan a la India de Benín, el país en el que reside Véronique Gnanih. A pesar de esa distancia, el viaje era para ella una oportunidad crucial: «Hacía mucho tiempo que quería visitar la granja ecológica de Kudumbam, porque sus actividades son muy similares a las que yo realizo en Tohouè», confirma. Por eso, en enero aprovechó el campo de trabajo que Emaús Internacional organizó en Asia para partir a la India, junto con unos treinta participantes más de diversos países, para intercambiar allí experiencias sobre la justicia medioambiental.

La protección del medio ambiente, de hecho, es un tema fundamental para la responsable de la comunidad Emaús Tohouè, que, en este sentido, es toda una pionera en Benín, donde lleva desde 1988 concienciando a la población acerca de la importancia de esta lucha. Algunas de las actividades más representativas del grupo Tohouè son sus formaciones sobre la gestión de residuos y la agricultura ecológica, cuestiones que también están presentes en las iniciativas del grupo indio Kudumbam, anfitrión del campo de trabajo de Asia.

Unas interacciones muy positivas

Entre los aspectos que le ha aportado este campo de trabajo, Véronique Gnanih se queda con el intercambio: «Estoy encantada, porque vuelvo a mi país con soluciones bajo el brazo», explica. El problema concreto que sufren las regiones rurales, que carecen de cámaras frigoríficas, es que les resulta muy difícil almacenar y conservar las semillas necesarias para la agricultura. Aprovechándose de esta situación, «las multinacionales reparten gratuitamente entre los campesinos semillas híbridas, que son nefastas para la salud y que hipotecan el futuro de los agricultores, ya que los hace depender de los abonos y pesticidas que distribuyen esas mismas multinacionales», denuncia Véronique Gnanih.

En Kudumbam, ha descubierto con gran interés que la granja ecológica ha desarrollado su propia técnica para conservar las semillas tradicionales sin necesidad de disponer de electricidad. «Me han enseñado sus métodos y pienso reproducir este modelo en Benín», anuncia con entusiasmo. Esta transferencia de conocimientos constituye una pequeña revolución, que tendrá un impacto significativo en los agricultores benineses.

Por su parte, Véronique Gnanih también ha compartido sus preciados conocimientos con el grupo de Kudumbam, cuyo sistema de depuración de aguas residuales no era el más apropiado. «Les he explicado que este problema se puede resolver si se utilizan dos plantas acuáticas específicas, que actúan como reguladores naturales —nos cuenta—. En realidad, ya tenían esas plantas, pero no conocían sus propiedades. Les he mostrado cómo trabajo con ellas en Benín y ahora ya dominan la técnica».

Cuando vuelva a Tohouè, Véronique Gnanih va a dedicarse a difundir todo lo que ha aprendido en el campo de trabajo de Asia, a través de múltiples formaciones para los agricultores: «El desarrollo es todo un conjunto, que engloba los ámbitos de la salud, la agricultura, el agua y la higiene. Hay que formar a la población teniendo en cuenta esta dinámica circular», concluye.