Educación

Día Internacional de la Educación ¡La educación es un derecho fundamental y las políticas públicas deben hacerlo efectivo!

Día Internacional de la Educación ¡La educación es un derecho fundamental y las políticas públicas deben hacerlo efectivo!

Hace seis años, los Estados adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible, comprometiéndose a garantizar el acceso de todas las personas a una educación de calidad y a promover las posibilidades de aprendizaje continuo. Hoy constatamos que ese compromiso está lejos de haberse respetado y que la pandemia nos obligará a intensificar el esfuerzo para hacerlo efectivo.


La educación, tal y como se lleva a cabo, genera un sistema escolar que reproduce las desigualdades sociales, económicas y geográficas actuales, priorizando una visión de la educación que perpetúa las lógicas de dominación. Ante la envergadura del desafío y la falta flagrante de medios humanos y materiales en numerosos países, la tentación de permitir que la educación siga siendo la pata coja de las políticas públicas es grande, dejando así espacio a la mercantilización de la misma.

Esta tercera jornada internacional de la educación es la ocasión de recordar que la educación es un derecho humano y que las políticas públicas deben hacerla efectiva. La crisis sanitaria que acapara toda la atención no debe tapar las carencias de las políticas actuales en materia de acceso a una educación de calidad y emancipadora, sin la que no podemos contemplar el futuro.

Gracias al compromiso y la experiencia de sus organizaciones miembro en materia de prácticas educativas emancipadoras que permiten a cada persona decidir su vida, Emaús Internacional ha contribuido a la consulta mundial «El futuro de la educación» (en francés), propuesta por la UNESCO en 2019 para anticipar el futuro del aprendizaje. En dicha consulta defendemos un enfoque amplio de la educación, como medio para obtener una formación que permita acceder a un empleo, pero también como forma de acceder a los derechos fundamentales, comprender las diferencias y aprender a aceptarlas mejor, para tener el espacio y la capacidad de ejercer nuestra ciudadanía y decidir nuestra propia vida.

Ante esta situación, exigimos a los Estados y a las autoridades locales que pongan fin a su desentendimiento del sector educativo mundial y a su privatización. Las iniciativas locales y asociativas, por indispensables que sean, no son suficientes para actuar sobre las causas estructurales que impiden el acceso a todas las personas a la educación.

La educación, que puede proporcionar a cualquier persona una vida digna, no se puede realizar sin invertir de manera prioritaria en políticas públicas de creación de espacios educativos verdaderamente accesibles e incluyentes.