Clima y medio ambiente

Seísmo en Turquía y Siria: «Algunas ciudades tendrán que empezar de cero»

Seísmo en Turquía y Siria: «Algunas ciudades tendrán que empezar de cero»

Después de varias semanas y gracias al apoyo económico de los grupos Emaús que respondieron al llamamiento del movimiento, Emaús Internacional apoya al grupo Emaús de Bosnia-Herzegovina, Foro Internacional de Solidaridad (FIS), que actúa directamente en el terreno con colaboradores locales.

Testimonio de Elmedin Skrebo, del grupo Emaús FIS.

Emaús Internacional: ¿Cuál es la situación actual en Turquía y Siria?

Elmedin Skrebo: Las necesidades son muy variadas y de vital importancia en muchos lugares. Siria sufre múltiples crisis, entre los problemas previos al terremoto y este terrible seísmo que incrementa las dificultades y la fragilidad vital de la población.

En Turquía, la situación también es muy complicada, hasta tal punto que resulta difícil determinar las prioridades. El país está «dividido» en dos, entre la población ya necesitada y la que ahora se encuentra en la misma situación. Millones de personas se han quedado sin techo.

Es fundamental estar presentes en el terreno para estar siempre bien informados y adaptar nuestras acciones en función de las necesidades.

¿Puede hablarnos de sus acciones de terreno para ayudar a la población? ¿Dónde trabajan los equipos del FIS?

Ya hemos enviado material, seguimos y seguiremos haciéndolo mientras podamos. Básicamente, se trata de alimentos y productos de higiene. Tratamos de distribuirlos nosotros mismos directamente a la población cuando es posible y, sobre todo, en los campamentos y viviendas colectivas. Igualmente, dejamos una parte de los alimentos en los almacenes de nuestros colaboradores, quienes gestionan cocinas fijas y móviles.

Los pañales y el material de higiene se reparten entre las madres con hijos y en pequeños orfanatos, así como en hogares y familias que han acogido a un gran número de personas que están ahora a su cargo. Nuestros colaboradores y equipos trabajan juntos en las ciudades de Reyhanli, Hatay, Gaziantep y en la ciudad fronteriza de Antioquía, por donde pasamos para llegar a Siria.

¿Cuáles son las principales necesidades de la población?

De momento, las necesidades prioritarias identificadas son los productos alimentarios (harina, pasta, aceite, arroz, conservas), los productos de higiene (pañales, por ejemplo) y, por supuesto, el alojamiento: tiendas de campaña, viviendas alternativas sólidas (contenedores, materiales agregados, etc.).

En su opinión, ¿cuáles son los principales desafíos para las poblaciones turcas y sirias actualmente?

Tardarán mucho tiempo en recuperarse, sobre todo por el trauma psicológico que, para algunos, será permanente. A pesar de todo, son gente trabajadora y modesta y esa es su principal fortaleza. Lo aceptan todo como si se tratara de la palabra de Dios, y es por lo que creo que acabarán saliendo de esta crisis psicológica. Algunas ciudades, como Antioquía, deben empezar de cero; otras han sufrido un impacto menor y pueden ponerse manos a la obra con la recuperación. En Siria, la crisis se agrava. Por ahora, la guerra se ha «olvidado». El reto reside en mantener la estabilidad política en la región. ¿Puede la catástrofe natural acercar a las dos partes? De momento, nos centramos en la emergencia en la región, donde los habitantes viven situaciones de extrema dificultad. Y en sus respectivos contextos, es genial contar con la solidaridad externa que permite paliar sus desgracias.