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Nasima Yasmin:« GK fue una de las primeras asociaciones que intervino para ayudar a los rohinyá a escapar de Myanmar hacia Bangladés»

Nasima Yasmin:« GK fue una de las primeras asociaciones que intervino para ayudar a los rohinyá a escapar de Myanmar hacia Bangladés»

El próximo 18 de junio, el Comité Francés de Apoyo a GK Savar (CFS) organiza una jornada en París para celebrar el cincuenta aniversario de la ONG bangladesí Gonoshasthaya Kendra (GK) y rendir homenaje a su fundador, Zafrullah Chowdhury, que murió el pasado 11 de abril. El Abbé Pierre, al que lo unía una estrecha amistad, contribuyó en buena medida a que pusiera en marcha su primer centro popular de salud en Savar.  En esta jornada podremos conocer mejor las actividades de GK Savar gracias a Nasima Yasmin, antigua responsable de asistencia sanitaria de la ONG en los campos de refugiados de mayoría rohinyá de Cox’s Bazar, cercanos a la frontera con Birmania.

Emaús Internacional: ¿Cómo empezó la aventura de GK Savar?

Nasima Yasmin: GK Savar surgió durante la guerra de liberación de Bangladés. La madre de un amigo del doctor Zafrullah Chowdhury le donó la tierra en Savar donde GK comenzó a dar servicios a las comunidades rurales cercanas. El fundador de GK y sus simpatizantes tuvieron una reunión con el Primer Ministro y el padre de la nación, Bangabandhu Sheikh Mujibur Rahman, a principios de abril de 1972. Describieron su propuesta para un programa rural de salud que incluyera la medicina preventiva. El Primer Ministro aceptó la propuesta y nombró el hospital de campaña como Gonoshasthaya Kendra (GK). Posteriormente, el gobierno donó unas 13 hectáreas de tierra (32 acres en inglés) a GK en Savar. El viaje de GK Savar dio sus primeros pasos con la expansión de sus servicios a numerosos sectores.

Actualmente, ¿cuáles son las principales actividades de vuestra asociación y qué necesidades cubren?

En este momento, los servicios de GK ayudan a aproximadamente 1,5 millones de personas en unos 500 pueblos, en 20 distritos de todo el país. Los 46 subcentros rurales y los 6 centros sanitarios/hospitales prestan servicio a las poblaciones más vulnerables y con menos recursos. Aunque su objetivo principal sigue siendo mejorar la salud de todos, GK ha crecido en muchos aspectos. Ha pasado de proporcionar atención primaria a facilitar atención primaria, secundaria y terciaria. Muchas paramédicas son mujeres porque tienen acceso a residencias privadas donde pueden proporcionar una asistencia sanitaria más eficaz para un embarazo y maternidad saludables.

GK ha sido esencial para ayudar y apoyar la política nacional sobre drogas, promulgada en 1982 en Bangladés. Por consiguiente, se pudo eliminar las medicinas que fueran dañinas o que no tuvieran beneficios clínicos para el paciente.

Durante décadas, GK ha formado a mujeres en trabajos poco tradicionales. Esto incluye carpintería, soldadura y conducción, para así ayudarlas a conseguir sus propios ingresos de forma digna.

GK fundó una facultad de medicina y una universidad en Savar, donde ahora los estudiantes pueden cursar diferentes disciplinas. La facultad de fisioterapia está en proceso, tanto para grado como para máster.

GK también ha auxiliado a víctimas de catástrofes naturales, aportándoles comida, refugio y suministros agrícolas.

¿Tiene ejemplos concretos de acciones que usted haya llevado a cabo personalmente sobre el terreno?

GK fue una de las primeras asociaciones que intervino para ayudar a los rohinyá a escapar de Myanmar hacia Bangladés, donde se les perseguía por razones étnicas y religiosas. GK desplegó a un equipo formado por dos personas en la frontera de Bangladés y Myanmar para evaluar la situación, mientras miles de rohinyá esperaban en tierra de nadie.

Yo fui parte del equipo de GK. El primer grupo de rohinyá llegó a la frontera el 25 de agosto de 2017. Yo llegué el 27 de agosto y pude constatar el sufrimiento de la gente y la crisis humanitaria.

En ese momento, la violencia en Myanmar se había intensificado, lo que hizo que aumentara rápidamente el número de refugiados en Bangladés. Hoy en día, más de un millón de ellos viven en 34 campos en el Bazar de Cox, en Bangladés. Me nombraron directora en el Bazar de Cox en 2016 y se me encomendó la misión de organizar la intervención humanitaria para las víctimas rohinyá.

Gracias a numerosos donantes internacionales, incluyendo a Emaús Internacional, pude recaudar unos 23,34 millones de dólares, en el período 2017-2022. Hasta 2022, trabajé en la gestión de la intervención humanitaria junto a personas desplazadas forzosas en el Bazar de Cox; un recuerdo muy gratificante de mi vida.

Fotografía ©GK Savar Bangladesh