Tras el letal terremoto, Emaús Internacional es solidario con los pueblos turco y sirio

En la mañana del 6 de febrero, el sureste de Turquía y el norte de Siria sufrieron un terremoto de magnitud 7,8.  Los daños son considerables, con un balance de más de 35 000 fallecidos (cifra que podría duplicarse, según la ONU), cientos de casas derrumbadas y miles de supervivientes que padecen frío y hambre y carecen de atención sanitaria y de infraestructuras de protección, también destruidas. 

Aunque la comunidad internacional empieza a movilizarse, tanto a través de fondos como mediante el envío de equipos de rescate, la OMS estima que varios millones de personas se verán afectadas a corto plazo por diversos riesgos alimentarios y sanitarios. La respuesta humanitaria resulta aún más complicada debido a la situación de conflicto en el norte de Siria, con unas zonas controladas por turcos y otras por kurdos, por grupos yihadistas o por el gobierno sirio.

Emaús Internacional expresa toda su solidaridad con las familias damnificadas y con toda la población de la región

Nuestro movimiento no tiene grupos en estos dos países, pero algunos miembros de Emaús Internacional ya se están movilizando en el terreno, como el Foro Internacional de la Solidaridad, asociación humanitaria de Bosnia-Herzegovina. Su equipo viajó a Turquía, más concretamente a Kirikhan, en la región de Hatay, para distribuir almuerzos calientes a los numerosos habitantes que duermen en tiendas de campaña por miedo a que los edificios que aún siguen en pie se derrumben.

En su página de Facebook, el FIS (MFS en bosnio) subraya que las donaciones más necesarias para atravesar esta emergencia siguen siendo los alimentos y los productos de higiene. Un equipo de la asociación también viajó a Antioquía, donde asistió a «escenas apocalípticas de ruinas y extracción de cadáveres» en esta ciudad completamente destruida.

¿Desean ayudar a la población local? Hemos enviado un procedimiento a los grupos miembros de Emaús Internacional para centralizar las iniciativas urgentes y recaudar fondos, que podrían emplearse para financiar acciones de reconstrucción y rehabilitación, una vez superada la fase urgente.