Clima y medio ambiente

Ante el cambio climático y la pobreza, hay que dejar atrás el inmovilismo político

Ante el cambio climático y la pobreza, hay que dejar atrás el inmovilismo político

Del 1 al 12 de noviembre, 200 países de todo el mundo se reunirán en Glasgow en la 26ª conferencia anual de las Naciones Unidas sobre el clima, la COP26. Se trata de un momento decisivo para la aplicación del Acuerdo de París, un tratado internacional vinculante sobre el cambio climático que entró en vigor hace cinco años. Uno de sus objetivos principales era limitar el calentamiento del planeta a 1,5 grados Celsius.

En su informe publicado el pasado verano, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) alertó sobre la aceleración de los efectos del cambio climático en la destrucción de los ecosistemas. A pesar de estas conclusiones científicamente demostradas y de las alertas lanzadas por la sociedad civil de todo el mundo, la mayoría de los responsables de las decisiones políticas y económicas siguen obstaculizando la llegada de una transición ecológica.

La valentía política también se echa en falta en materia de justicia social y lucha contra la pobreza en el caso de demasiados estados. El Banco Mundial alerta: «el cambio climático empujará a entre 68 y 135 millones de personas a la pobreza de aquí a 20301 ». La COP26 sirve por lo tanto para recordar que la lucha contra el cambio climático y la lucha contra la pobreza están estrechamente relacionadas y deben librarse conjuntamente. La erradicación de la pobreza forma parte del Acuerdo de París. Sin embargo, cinco años después de su entrada en vigor, no podemos más que constatar el fracaso de los estados a la hora de incluirla como un objetivo indisociable.

La recurrencia de fenómenos climáticos extremos agrava la vulnerabilidad de las personas en situación de pobreza: Emaús Internacional constata que numerosos grupos Emaús de todo el mundo sufren de lleno los efectos del cambio climático desde hace varios años. Algunos grupos ven cómo sus actividades se ven interrumpidas y sus medios de subsistencia destruidos por estas catástrofes naturales provocadas por las actividades humanas. Las personas más pobres y vulnerables son las primeras víctimas del cambio climático a pesar de ser las que menos contribuyen al mismo. También se ven a menudo desvalidas ante los efectos del cambio climático, lo que agrava su vulnerabilidad.

Hay que actuar urgentemente de manera práctica y eficaz en estos dos ámbitos. Los estados no pueden contentarse con constatar su fracaso y posponer el cumplimiento de los objetivos que se habían fijado.

En esta COP26 se debe hacer oír la voz de las personas más desfavorecidas en la lucha contra el cambio climático: implicar a las personas más pobres en esta lucha facilitará la obtención de resultados inclusivos y duraderos, que beneficien a todos y todas y que garanticen mayor justicia social y medioambiental. La responsabilidad que tienen los países más ricos y contaminantes de ser solidarios con los países más pobres, afectados y desvalidos en materia de adaptación al cambio climático también tiene que debatirse y hacerse cumplir de manera más estricta.

La aplicación del Acuerdo de París exige por último una transformación económica y social, algo que Emaús Internacional reivindica en su primer Informe Mundial sobre sus luchas contra la pobreza. Hay que construir una economía que esté verdaderamente al servicio del ser humano y de su entorno para que los/las trabajadores/as y la naturaleza dejen de ser una mera «variable de ajuste» en la búsqueda permanente del crecimiento y la rentabilidad.

Nuestro futuro común está en juego.

El pasado 17 de octubre, Emaús Internacional publicó su primer Informe Mundial sobre sus luchas contra la pobreza. En dicho informe se exponen las exigencias y reivindicaciones del movimiento internacional para luchar realmente contra la pobreza y se presentan algunas soluciones concretas que ya han sido aplicadas por grupos Emaús de todo el mundo. La implicación de las personas más excluidas en la lucha contra el cambio climático o la alianza entre preocupación medioambiental y respuesta a la urgencia social son ejemplos que demuestran la utilidad medioambiental del movimiento Emaús y su lucha en favor de la justicia social y medioambiental en todo el mundo.


[1] Banco Mundial, comunicado de prensa del 7 de octubre de 2020 sobre el informe «La pobreza y la prosperidad compartida: un cambio de suerte»

© Kiara Worth (UNFCCC)