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Burkina Faso frente a una crisis humanitaria sin precedentes

Burkina Faso frente a una crisis humanitaria sin precedentes

Burkina Faso se enfrenta a una serie de crisis sin precedentes. Desde hace 4 años, es la población la que sufre las terribles consecuencias y se plantea cuestiones existenciales sobre el futuro del país.

La crisis principal se da en materia de seguridad y no para de agravarse desde hace años. Los grupos yihadistas aterrorizan el país. Se registran ataques diarios en las localidades y regiones del Sahel, norte, este y centro-norte de la región Boucle de Mouhoun y el centro-oeste, que suponen la pérdida de numerosas vidas humanas y desplazamientos masivos de población, sin contar con los inevitables cierres de colegios y cese de las actividades económicas.

Por otra parte, la estigmatización de ciertas comunidades y la violencia comunitaria resultante dificultan la cohesión social y la convivencia. Se estima que hoy en día, alrededor del 40% del territorio escapa al control del Estado, en favor de los grupos terroristas.

Además de todo ello, el país atraviesa una crisis política y la acción de las organizaciones regionales y subregionales africanas no ha permitido su estabilización. La cooperación con los socios tradicionales (CEDEAO, Unión Africana) se ha resentido, dando lugar a la aplicación de sanciones.

Aunque las nuevas autoridades burkinesas incrementen sus consultas diplomáticas para lograr el levantamiento de las sanciones, siguen abogando primero por el nacionalismo, a la vez que diversifican sus socios, sobre todo para hacer frente a esta guerra interna.

Una crisis humanitaria sin precedentes

Estas circunstancias han sumergido a Burkina Faso en una crisis humanitaria muy grave.

Desde hace meses, se mantiene una crisis migratoria interna. Durante 2022, la violencia llevó a más de 2 millones de personas a desplazarse dentro del país, un 8 % de las cuales solo en el mes de diciembre. ¡El 52 % de estas personas desplazadas internamente son niños! También observamos que 1,07 millones de estudiantes se ven afectados por el cierre de 6 253 escuelas en el país.

Una crisis alimentaria que se ve reflejada en millones de personas. En efecto, la violencia y los desplazamientos internos provocados por la crisis de seguridad limitan, en gran medida, la producción agrícola, en un país donde más del 80 % de la población depende considerablemente de la agricultura para su seguridad alimentaria. Los suministros de cereales y otros productos alimentarios son escasos debido al bloqueo que ejercen los terroristas en aproximadamente el 40% del territorio: casi no se abastecen los mercados, lo que supone un sobrencarecimiento de los productos de primera necesidad. Y aunque los últimos años (2019, 2020, 2021) ya fueron inestables en materia de cosechas debido al cambio climático (fuertes sequías, lluvias diluvianas), la crisis ucraniana ha agravado aún más la situación. Como es el caso para otros muchos países del mundo, faltan los cereales necesarios para los productos alimentarios básicos.

Según las Naciones Unidas, 2,6 millones de burkineses, es decir, más de una de cada seis personas, necesitaron ayuda de emergencia en 2022. Se estima que, en 2023, 4,7 millones de personas necesitarán ayuda humanitaria en Burkina Faso (Panorama Humanitario Global, GHO))

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