Bangladesh: la juventud en el corazón de la transición política del país

En pocas semanas, Bangladesh vivió lo que podría convertirse en un punto de inflexión política. Esta situación surgió tras la fuerte movilización de la juventud bangladesí contra el sistema de cuotas que volvió a establecer el gobierno para acceder a los empleos públicos.
Ya en 2018 millones de jóvenes habían ejercido presión sobre el gobierno para que suprimiese este sistema de cuotas, el cual reserva los puestos del sector público a los descendientes de freedom fighters, los y las combatientes de la guerra de liberación de 1971 contra Pakistán, y a ciertas minorías. Poco a poco se fue manipulando el sistema para que cayera en manos de los simpatizantes del partido en el poder, la Liga Awami. Sheikh Hasina, primera ministra del país desde 2009, había terminado cediendo al pedido del movimiento estudiantil al instaurar una atribución de los empleos basada en el mérito.
El pasado 6 de junio, el Tribunal Superior del país dio marcha atrás sobre la cuestión de las cuotas tras la solicitud de los y las descendientes de freedom fighters y se declaró una vez más en favor de esta política. El resultado fue una ola de protestas en todo el país. El movimiento estudiantil está en el corazón de esta movilización. Comenzó en la universidad de Daca y luego se expandió al resto de las universidad públicas y privadas del país. En un principio era pacífica, pero luego de la represión del gobierno, la movilización se tornó dramática. La policía y un grupo paramilitar cercano al partido en el poder abrieron fuego contra los manifestantes, los detuvieron y los torturaron. Se estima que se ha asesinado a unas 400 personas[1], de las cuales 32 son niños y niñas[2].
La reacción del Estado bangladesí no hizo más que intensificar la revuelta a pesar de las medidas de restricción que se impusieron (cortes de agua y de luz en las universidades, corte total de internet, toque de queda, etc.). Entre los días 3 y 5 de agosto, el movimiento estudiantil organizó una serie de acciones (llamados a manifestar, marchas, ocupaciones) que llevaron a la primera ministra, Sheikh Hasina, a quitar el país el pasado 5 de agosto. Su partida dio lugar a una situación inédita en el país: la administración de la policía rompió la cadena de mando y los y las estudiantes comenzaron a asegurar el orden en las calles, el tráfico en las carreteras, etc.
En el plano político, los líderes de la oposición rápidamente exigieron que se los escuchara. Se les consultó y se pudo establecer una lista de personas para el gobierno provisorio. Se designó a una de ellas, Muhammad Yunus, premio nobel de la paz y adversario de larga data de la ex primera ministra. Desde su llegada el 9 de agosto, aseguró querer restablecer el orden público y llevar a cabo reformas en los sectores económico y de la educación. Varios miembros del personal del Gobierno y de la administración que habían obtenido sus puestos por apoyar al partido en el poder y quienes utilizaban sus responsabilidades en su favor, fueron excluidos u obligados a retirarse. La comunidad internacional aseguró rápidamente su apoyo a este nuevo gobierno.
El tema de las cuotas echó leña al fuego de una situación ya explosiva. Desde el comienzo del mandato de Sheikh Hasina en 2009, la situación económica y social de los jóvenes y de la población bangladesí en general empeoró considerablemente: el país tiene un 25 % de jóvenes de los cuales el 42 % está desempleado. Se multiplicaron las violaciones a los derechos humanos, se disparó la inflación y se silenció considerablemente a la prensa y a la oposición. Por lo tanto, la nominación de este gobierno provisorio genera muchas expectativas y esperanzas.
Por el momento, la inestabilidad política condujo a mucha violencia. En los medios de comunicación internacionales circuló información sobre ataques violentos perpetrados en contra de la comunidad hindú. Si bien no niega este fenómeno de violencia contra dicha comunidad, cuyo miedo es bien real, Thanapara Swallows resalta que hay que ser prudentes en cuanto a estas afirmaciones: “After the news of the resignation of the government spread, various incidents of violence occurred in different parts of the country. But amid all that violence, many fake posts spread on social media. Where it is claimed that massive persecution of Hindus has started in Bangladesh. But several fact checkers feel that the social media posts have given the issue a communal color rather than a political one. ‘BBC Verify’ believes that the widespread violence created fear in the minds of the minority Hindu community. Apart from this, rumors were also spread that the student-protesters were ‘Islamic fanatics’”.
De hecho, como lo explica la BBC, en el país hubo varios incidentes y ataques reales, pero es difícil saber si los motivos son de origen político o religioso. Ambos están estrechamente vinculados porque se considera ampliamente a la minoría hindú como partidaria de la Liga Awami, el partido de Sheikh Hasina. Según el grupo Emaús, a partir del 9 de agosto el gobierno provisorio de Bangladesh habría establecido una línea telefónica de urgencia para responder a las necesidades de las minorías que fueran víctimas de violencia.
¿Qué papel desempeñan los grupos Emaús de Bangladesh y cómo se ven impactadas sus actividades?
En este período de revuelta, casi todo el país quedó aislado debido a los toques de queda y a los cortes en las telecomunicaciones. De forma general, el sector de las ONG apoya de pleno a las reivindicaciones del movimiento estudiantil. Los desafíos fundamentales de los próximos años son la creación de oportunidades de empleo basadas en el mérito y el desarrollo del país al dar oportunidades a los jóvenes en todos los sectores, incluidos los de la economía, la educación y la seguridad social. Esta también es una de las misiones del grupo Thanapara Swallows Development Society (formación técnica, apoyo financiero a los jóvenes, etc.). Thanapara Swallows espera que este gobierno aporte reformas positivas para el país: «El gobierno provisorio cuenta con varios representantes de ONG, lo cual demuestra que las ONG desempeñan un papel importante en el desarrollo económico y social del país, y nos alienta a expandir nuestra acción. Esperamos que el gobierno de transición instaure una democracia inclusiva y pluralista, y cree un ambiente propicio para unas elecciones libres, equitativas y participativas con el fin de garantizar y proteger la democracia.
Para Pollee Unnyon Prokolpo (PUP), otra asociación de Emaús en Bangladesh, es importante notar que este movimiento surge tanto de estudiantes como del sector popular, lo cual permite predecir evoluciones considerables en el país. “People are optimistic to have a reformed country where there will be freedom of opinion, corruption free government institutions, good governance and political influence free judicial division. People are also looking forward to having a syndicate free marketing of all necessary commodities and service delivery systems. From the NGO aspect, our expectations are to have a corruption, bribery & extortion free administration, so that, the NGOs can work smoothly without any hassles and harassment.”
El país espera ahora que el gobierno de transición mantenga la promesa de organizar unas elecciones realmente libres y democráticas para permitir que cada miembro de la sociedad pueda tomar una decisión informada. Se espera poder ver reformas de fondo para una verdadera transición democrática.
[1] Seguramente esta cifra evolucionó desde que se escribió el artículo.
[2] según UNICEF