Fernando Sandalio, un militante del cooperativismo boliviano, trabaja en la década de 1970 con las co-munidades indígenas de Nor Lípez, quienes revalorizan la cultura de la quinua ––conocida por su rique-za proteínica–– con ayuda técnica y económica de Terre, un colectivo belga entonces miembro de Emaús. En el marco de un intercambio solidario conoce a algunos miembros de Emaús Chile, los cuales vienen a comprar a los campesinos su producción de quinua. Este grano lo sirven luego en comedores popula-res destinados a niños desfavorecidos ––dentro de su lucha contra las consecuencias de la dictadura de Pinochet––. La idea germina en Bolivia, y así es como nace, en 1978, la primera organización de Emaús en el país, Emaús Oruro.
