Declaración del Consejo de Administración de Emaús Internacional 2025

Tras la declaración de Emaús Asia en marzo de 2025, el Consejo de Administración de Emaús Internacional, reunido en Haarzuilens (Países Bajos), condena rotundamente las políticas inhumanas del gobierno estadounidense, políticas que afectan sobre todo a las personas vulnerables.
En concreto, denunciamos las violaciones de los derechos de las personas exiliadas: expulsión sin examen de la situación, detenciones arbitrarias, deportaciones ilegales y tratos denigrantes, en definitiva, conductas que van en contra del derecho internacional.
La política extranjera estadounidense empeora esta situación. Su apoyo a la estrategia genocida de Israel en Gaza y en los territorios palestinos ocupados alimenta la violencia contra civiles inocentes, ya que destruye insfraestructuras vitales, provocando el hambre, desplazamientos forzados e impidiendo el acceso a la salud.
Además, la paralización de la financiación de USAID y la retirada de la OMS paralizan la acción humanitaria en muchos países. Estas decisiones amenazan el acceso a la salud, agravan la pobreza y debilitan los mecanismos de cooperación internacional, comprometiendo así la estabilidad mundial.
Sin embargo, más allá de los actos visibles, se está expandiendo una amenaza: el auge del autoritarismo global. Los grupos Emaús, presentes en 42 países, son testigos de ello: el auge de la extrema derecha, las guerras, la represión de las personas que defienden los derechos, la censura, la reducción de los presupuestos asociativos… Esta tendencia debilita las libertades fundamentales en todo el mundo.
Frente a esta situación, reafirmamos con fuerza nuestro compromiso: defender los derechos de las personas vulnerables, luchar contra las causas de la pobreza, mantener un vínculo social vivo, promover la solidaridad y motivar la transformación social.
Rechazamos la resignación. Somos muchos/as los/as que trabajamos en un proyecto de sociedad alternativo, más justo y sostenible. Nuestras acciones diarias demuestran que existen alternativas. Es esencial que alcemos la voz a escala internacional para reclamar un mundo en paz y habitable para todas y todos.
Para terminar, en vistas de nuestra próxima Asamblea Mundial, debemos reflexionar de forma colectiva en el futuro de nuestro movimiento. Juntos/as, construiremos un futuro más solidario y daremos forma a un mensaje político conjunto. Mientras algunos quieren hacernos callar, nosotros nos hacemos más fuertes: ¡Seguiremos resistiendo, denunciando y actuando!