Democracia

Pobreza y desigualdades: la juventud puede cambiar el rumbo

Pobreza y desigualdades: la juventud puede cambiar el rumbo

En el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza queremos resaltar la implicación de las nuevas generaciones en la lucha contra la pobreza y las desigualdades. Los y las jóvenes de nuestros países sufren de lleno las nuevas formas de precariedad que se añaden a aquellas que ya conocemos.  Pueden ser menos visibles, puede que a algunos/as de nosotros/as nos cueste entenderlas, pero son reales.

El acceso a una vivienda digna o a un empleo es cada vez más difícil, hasta tal punto que provoca más precariedad o incluso el exilio. Los costes de escolarización se disparan enmedio de un contexto de privatización del sector educativo creciente. El acceso a una alimentación de calidad y asequible se ve obstaculizado por un sistema económico y agrícola injusto. Se restringe la libertad de expresión; aumenta la ansiedad y la desconfianza hacia la voluntad de las clases políticas de responder a los desafíos sociales y medioambientales… Ya sea la generación GenZ212 en Marruecos, la revuelta contra la corrupción en Nepal y en Madagascar o las movilizaciones frecuentes por la justicia climática, las protestas iniciadas por la juventud se multiplican y se unen en un mismo mensaje: ¡basta de injusticias!

Frente a décadas de falta de inversión y de abandono de los servicios públicos esenciales y de todo aquello que garantiza el acceso a los derechos fundamentales, la juventud reclama condiciones de vida dignas, empleos decentes y acceso a los servicios públicos y de salud de calidad.

Frente a una pobreza que se normaliza y que una gran cantidad de actores del mundo político, económico y mediático presentan como una fatalidad, las nuevas generaciones señalan a los verdaderos responsables y sus arbitrajes, a aquellas personas que privilegian los intereses de una minoría.

Frente a las políticas militaristas, destructoras de seres vivos y los seres humanos, la juventud multiplica su valentía e ingenio para denunciar lo inaceptable y dibujar los contornos de otro mundo, más justo y sostenible.

El movimiento Emaús debe escuchar y apoyar a la juventud que se levanta. Luchamos contra la pobreza y sus causas, no contra las formas de expresión de aquellas personas que la sufren. Sin la juventud de ayer, nuestro movimiento no habría visto la luz del día y sin la juventud de hoy, no habrá relevo. Las nuevas generaciones que protestan hoy continúan con las luchas que el movimiento defiende desde su creación. El futuro del Movimiento depende de la transmisión de nuestros valores, pero también de la capacidad de dejar a los jóvenes reinterpretar nuestras acciones frente a los desafíos de hoy.

El 17 de octubre, ¡alcemos la voz y movilicémonos contra la injusticia de la pobreza!