Derroche de los recursos, creación de necesidades artificiales, obsolescencia programada, consumo excesivo, proliferación de los residuos, entre otros, son síntomas de una economía de mercado que solo se centra en su propia perpetuación, en beneficio de unos pocos. Sin embargo, existe otro tipo de economía, que pretende ser de provecho a todo el mundo, respetar a cada persona y tener en cuenta la sostenibilidad del planeta.

En la economía ética y solidaria, es precisamente esta visión social del buen vivir la que nos guía, y no el lucro. A través de otros modelos de producción y consumo, los grupos Emaús pretenden situar el trabajo al servicio de la dignidad y de la emancipación, favorecer la participación de las partes implicadas, compartir los recursos, los conocimientos y las riquezas, e inventar una gobernanza inclusiva y democrática. 

Los grupos Emaús llevan a cabo numerosas acciones en todo el mundo: recogida y revalorización de muebles, objetos y ropa de segunda mano, artesanía en circuitos de comercio justo, ecoturismo o microcrédito. 

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