El llamamiento del 1 de febrero 1954 tuvo eco a nivel internacional. A medida que la prensa mundial habla de ello, se invita al Abbé Pierre a dar conferencias en todo el mundo. Así, se implica en una lucha internacional contra todas las formas de pobreza. 

En abril y mayo de 1955 viaja a los Estados Unidos y Canadá por iniciativa del filósofo Jacques Maritain, con ocasión del estreno de la película Los Traperos de Emaús. Allí conoce al presidente Eisenhower y a las autoridades religiosas locales. 

En marzo de 1956 el Abbé Pierre viaja a Marruecos, que acababa de declarar su independencia, invitado por el Rey Mohamed V, quien pide consejo a Emaús sobre la resorción de los barrios de chabolas. Después de su estancia, declara: «Ni con todo el dinero del mundo podremos hacer nada sin gente. Pero con gente se puede hacer de todo, incluido dinero» y recomienda formar a animadores en zonas rurales. 

En septiembre de 1956 interviene ante un público de 800 000 personas en la ciudad alemana de Colonia. En 1957 visita los Países Bajos y Portugal, y en 1958 Suecia, Bélgica y Austria. 

A finales de 1958 y principios de 1959 viaja a la India, donde una vieja amistad lo conecta con los dirigentes y discípulos de Gandhi, fruto de luchas comunes por el federalismo mundial y la lucha contra la pobreza. Igualmente, se reúne con el Primer Ministro Jawaharlal Nehru. Recorre el país a pie a lo largo de 10 000 km junto con Vinoba Bhave, quien moviliza a la gente de los pueblos en torno a la puesta en común de tierras. También conoce a la Madre Teresa de Calcuta y, en 1962, a Indira Gandhi. 

En el camino de vuelta, en enero de 1959, viaja al Líbano y da algunas conferencias muy apreciadas. 

En julio y agosto de 1959 visita la mayoría de los países de Sudamérica y algunas organizaciones Emaús recién fundadas. Construye una gran amistad con don Hélder Câmara, obispo auxiliar de Rio de Janeiro, con quien tienen en común la lucha por los más desfavorecidos y quien defiende su causa ante autoridades católicas latinoamericanas y en el Vaticano. 

En 1959 lo invitan a Suecia, donde las autoridades están preocupadas por un aumento significativo de la tasa de suicidio entre estudiantes universitarios. El Abbé Pierre los invita a hacer voluntariado internacional en la India o en América Latina. En las siguientes décadas, difundirá este mismo mensaje a jóvenes de todos los continentes. 

Mientras que las comunidades Emaús se van multiplicando en Francia, las conferencias del Abbé Pierre suscitan la creación de agrupaciones Emaús (comunidades, amigos, voluntarios) en todo el mundo: en Europa (Austria, Finlandia, Italia, Países Bajos, Portugal, Suecia, Suiza, etc.), en África (Benín, Camerún, República Centroafricana, Costa de Marfil, Gabón, Senegal, Ruanda, Togo), en Sudamérica (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Uruguay, Venezuela) y América del Norte (Canadá, Estados Unidos), en Asia (Corea del Sur, Japón), en el Líbano y en muchos otros países.  

En sus numerosos viajes, habla de su visión y su experiencia con Emaús. Los grupos Emaús no tardan en crearse allá por donde pasa: Canadá (1955), Suiza (1956), Corea del Sur (1957), Líbano (1959), Chile (1959), Brasil (1963), Ruanda (1969), etc.  

Sin embargo, estos viajes no están exentos de riesgo. En 1963, en una gira por las comunidades Emaús de América Latina, cuando cruza el Río de la Plata entre Uruguay y Argentina, su barco se hunde. Lo dan por muerto durante varios días y finalmente lo encuentran vivo. Este episodio hace que se dé cuenta de que, junto con Lucie Coutaz, él es el único vínculo entre todos estos grupos Emaús dispersos por el mundo.

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