La marcha del silencio en Uruguay exige justicia al Estado

La marcha del silencio en Uruguay exige justicia al Estado

Cada año, la sociedad civil uruguaya se reúne para rendir homenaje a las personas desaparecidas durante la dictadura (1973-1985) y reclamar justicia al Estado. Hoy, estas concentraciones también se organizan más allá de las fronteras de Uruguay. Con ocasión del 50° aniversario del golpe de Estado del 27 de junio de 1973, hemos hecho tres preguntas a Elena Zaffaroni, del colectivo uruguayo Madres y Familiares de Desaparecidos y Detenidos, sobre la marcha del silencio, la búsqueda de verdad y justicia, y su lucha por la democracia.

Emmaús Internacional: ¿Qué es la marcha del silencio y qué representa para el pueblo uruguayo?

La marcha del silencio tiene su origen el 20 de mayo de 1996, cuando se cumplían los veinte años del asesinato, en Argentina, de los parlamentarios uruguayos Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, y de los dos exmilitantes del MLN que aparecen en ese auto asesinados junto a ellos, William Whitelaw y Rosario Barredo. Ese día también desaparece Manuel Liberoff. A los veinte años, la familia Michelini propone hacer una marcha por este tema, pero quiere que esa marcha abarque todos los sucesos  y crímenes de la dictadura, y acude a familiares para proponer hacer juntos esa marcha..

A partir de ese día, esa marcha, que queda en manos de la organización Madres y Familiares de Detenidos y Desaparecidos, con mucha generosidad por parte de esas familias, que fueron quienes tuvieron la idea original, se realiza todos los años en absoluto silencio.

¿Cómo ha evolucionado el proceso de búsqueda de verdad y justicia ante el Estado desde la dictadura?

[la marcha] Se ha ido convirtiendo, a lo largo de los años, en una que suma cada vez más y más gente y en que estos últimos cinco años, incluidos los años de la pandemia, fueron demonstraciones multitudinarias por todo el país, que atraviesan todas las banderas partidarias, todas las ideologías. Es una marcha de un gran encuentro, que demuestra que las demandas de verdad, justicia, memoria y “nunca más terrorismo de Estado” han calado en la conciencia y en el sentimiento de los uruguayos, a pesar de tantos años de mentiras, de ocultamientos, de complicidades y de no saber… que no nos digan claramente dónde están los desaparecidos. Así que, en primer lugar, es un gran abrazo, un encuentro. Y este año la demanda es «¿Dónde están? ¡Nunca más terrorismo de Estado!».

El proceso de búsqueda, de verdad y de justicia por los crímenes durante el periodo de terrorismo de Estado y para el restablecimiento de una democracia plena, han sido demasiado lentos y plagados de obstáculos, y hoy seguimos reclamando esa misma verdad, esa misma justicia.

Al retomar la democracia —que, a pesar de haber llegado a ella con proscripciones, porque hubo candidatos como Wilson, como Seregni, que no se pudieron presentar—, ese primer parlamento, que vota la liberación de todos los presos, parecía tener una fuerza enorme para restablecer la verdad, para presentar la justicia, para hacer las comisiones parlamentarias y llegar a los juicios y, además, llegar a establecer un profundo cambio de lo que fue el Estado dictatorial, con el Estado democrático que volvía a renacer. No sucedió. Lentamente se fue cayendo toda esa fuerza, el presidente Sanguinetti permitió que  el Ministro de Defensa —Medina, que en ese momento era un general— no cruzara las citaciones y desacatara. El parlamento vota la ley de impunidad, los juicios se obturan totalmente y se adviene un periodo negacionista muy largo. Como si no hubiera pasado nada: no había habido niños desaparecidos, personas desaparecidas, eran pocos los que habían cometido excesos… Cierto, había habido algún muerto, una cosa así, pero no se reconocía nada en absoluto.

Con la llegada del Frente Amplio al gobierno se dan los mayores pasos. Entre otros aspectos, el  poder entrar a los cuarteles o el hallazgo de los primeros restos. Pero aún así, deciden mantener firme la ley de la impunidad y tampoco introducen transformaciones en las fuerzas armadas hasta 2019.

Recién en 2019 se hacen las primeras modificaciones de la ley orgánica militar, achicando un poco el número, quitando la obediencia debida[1] y quitando la formación y la doctrina de la seguridad nacional, pero vemos que a día de hoy siguen manteniéndola. Nada ha asegurado que esos pequeños cambios realmente se profundizaran: el estudio, el trabajo, algo que tenía que comenzar por restablecer la verdad y para que entregaran los cuerpos y [confesaran] lo que habían hecho con cada uno de nuestros desaparecidos, no sucedió hasta el día de hoy.

Con esos tímidos cambios, que no se consolidaron en las fuerzas armadas, llegamos hoy a un gobierno en el que está en la coalición un partido militar que desde el parlamento hace apología del golpe de Estado, que ha pretendido —y está a punto de lograrlo casi en pleno—  impulsar leyes específicas que benefician a los criminales de lesa humanidad, como una ley de prisión domiciliaria que está en tratamiento, anticipada para los mayores de setenta años, y apoyándose para justificar esa dictadura y el accionar terrorista que tuvieron.

En Francia se organiza una concentración en solidaridad con la marcha del silencio. ¿Por qué es importante comunicar al respecto y movilizarse fuera de las fronteras de Uruguay?

Así es como, año a año, crecen por todo Uruguay las manifestaciones: el mes de la memoria, las manifestaciones por la verdad y la justicia, nuestro símbolo,  la margarita, se pone en todo el país, en muchos lados, y también fuera del país, en muchos lugares, como en Francia, Argentina, España, Italia, Suecia, México… Cada año nos vamos enterando de nuevas demonstraciones, en nuevos lugares. Desde la época dictatorial supimos la importancia del apoyo y de la presión internacional para lograr avances.

Y ejemplos sumamente importantes de esa repercusión internacional son los juicios al Plan Cóndor que se efectuaron en Buenos Aires, en Roma… En la actualidad, un reflejo de eso es la nueva sentencia condenatoria contra el Estado uruguayo de la CIDH[2]. Allí, nuestro Estado es condenado por segunda vez por los crímenes del terrorismo de Estado. Su misión es la búsqueda de verdad y justicia en el caso de las Muchachas de Abril y las desapariciones de Óscar Tasino y Luis Eduardo González[3]. En dicha sentencia se le otorgaba el plazo de un año, largamente cumplido —el 21 de diciembre se cumplía un año— para obtener la información que permita la aparición de los restos de ambos desaparecidos, así como la condena de todos los responsables de las desapariciones y los asesinatos de las muchachas. Además, estamos todavía esperando que se concrete un acto público de reconocimiento de esta situación, que es parte de esta sentencia y esperamos se logre cumplir con ello.

[1] Obediencia debida: https://www.impo.com.uy/bases/codigo-penal/9155-1933/29

[2] Comisión Interamericana de Derechos Humanos

[3] https://ladiaria.com.uy/justicia/articulo/2021/12/corte-interamericana-de-derechos-humanos-condeno-a-uruguay-por-el-caso-de-las-muchachas-de-abril/

Fotografía© / Flickr